miércoles, 20 de enero de 2010

Cuadernos 74 Artículo de Alfonso Zapater

Mariano Lagasca
ciento cincuenta años después
Por Alfonso Zapater
(Heraldo de Aragón)

Como bien revela su partida de nacimiento, inscrita en el tomo 4º, folio 25 del registro parroquial de Encinacorba, Gasca fue el apellido del célebre botánico nacido en esta localidad hace 213 años –se cumplirán en octubre próximo- y de cuya muerte va a celebrarse el 150 aniversario. Mariano Gasca Segura. Gasca era, por tanto, el apellido de su padre, y también, curiosamente, el de su abuela materna y hasta el de su madrina. Luego, andando el tiempo, se vería escrito La Gasca, y finalmente, por contracción, aparece ya como Lagasca.
Sus descendientes forman legión, porque Gasca es, sin duda, el apellido más extendido en Encinacorba.
Figura
Sobresaliente
de la botánica
Su elogio histórico, debido a Agustín Yánez Corona, presidente de la Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona, en 1842, no deja lugar a dudas. Mariano Lagasca y Segura acaparó en vida todos estos título: “Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica, Presidente de la Junta de Profesores del Museo de Ciencias Naturales, Director y primer catedrático del Jardín Botánico de Madrid, Medico de número de los Ejércitos nacionales, Socio de las Academias de Medicina de Murcia, Madrid, Cartagena, Barcelona, Cádiz, y París; de las Sociedades Económicas de Amigos del País de Valencia, Madrid, Murcia, Zaragoza, Barcelona y Madrid; de la Sociedad Fisiográfica de Lund; de la Academia Leopoldina Cesárea de los Curiosos de la Naturaleza de Bonn, de la Sociedad Horticultural de Londres; de la Sociedad Real de Horticultura de los Países Bajos; de la Sociedad Botánica de Ratisbona; de la Real Academia irlandesa y de la Sociedad farmacéutica lusitana.”
Nos encontramos, pues, ante uno de los botánicos aragoneses más universales de todos los tiempos, por lo que es de esperar que el ciento cincuenta aniversario de su muerte encuentre la merecida resonancia.
Jesús Casanova Ubide, alcalde de Encinacorba, señala que la efeméride encontrará el necesario eco en su villa.
De ello se ocupará la Comisión Cultural –dice-; aunque es de suponer que el homenaje a Lagasca tendrá carácter regional, conforme corresponde.
La fecha clave es a finales de junio próximo.
Sí, ya sé, y no disponemos de mucho tiempo.
En la casa natal del ilustre botánico figura una lápida recordatoria, que el Colegio Provincial de Médicos mandó colocar con motivo de la II Reunión Luso- Española de Botánica en Aragón. Algo es algo.
Algunos
Apuntes
Biográficos

No es cuestión ahora de profundizar en la amplia y rica biografía de Mariano Lagasca. Bastará con unos ligeros apuntes para recordar que se formó, fundamentalmente, en Cataluña, ya que inició la carrera eclesiástica en Tarragona, bajo la dirección de su tío, Antonio Verdejo, que era canónigo de aquella ciudad catalana. Mariano cursó gramática latina, humanidades, tres años de filosofía y uno de teología y recibió el premio de la Sociedad Económica de Amigos del País, de Tarragona, por su brillante actuación en el curso de humanidades. Pero Lagasca derivó bien pronto hacia los temas de la naturaleza, y a los diecinueve años de edad se trasladó a Zaragoza para cursar medicina. Aquí permaneció durante el curso académico 1795-1796. Fue alumno de Echeandía y con él se interesó más profundamente por la ciencia de los vegetales. Después se trasladó a la Universidad de Valencia. En la capital valenciana residió Lagasca hasta 1800, simultaneando sus estudios de medicina con la botánica. Finalmente, Madrid, donde el médico Juan B. Soldevilla le puso en contacto con Cavanilles, responsable máximo del jardín Botánico en 1801.
Así empezó a perfilarse la singular carrera de Mariano Lagasca, autor de importantes trabajos sobre botánica. Es de señalar que en 1908 luchó contra los franceses. Sin embargo, más tarde, José Bonaparte le nombró, por indicación de Humboldt, director del Real Jardín Botánico madrileño; pero el de Encinacorba respondió al rey intruso alistándose en el ejercito español que combatía a los invasores. En la biografía de Mariano Lagasca destaca, sobre todo, el amor por la independencia de su tierra, su entrega incondicional a su país, puesta de manifiesto en cuantas misiones le tocó desempeñar, tanto en el plano científico como en el humano. Su firme carácter aragonés estuvo presente en todos los momentos de su vida, aun en aquellos más amargos, cuando se vio obligado a residir lejos de su país y de sus seres más queridos.
Fueron años muy duros para él, que supo soportar con ejemplar entereza.
Primer profesor
y director
del Botánico

Fue después, al terminar la guerra, cuando regresó a Madrid ya como director y primer profesor del Jardín Botánico. En 1820 salió elegido diputado a Cortes por Zaragoza, y al caer el gobierno liberal tuvo que exiliarse en Londres. Muerto Fernando VII, regresó a España, y murió en Barcelona el 26 de junio de 1839.
Ciento cincuenta años después, bien merece la pena recordar su vida y su obra. Es algo que se hará en Encinacorba, con toda seguridad.
Sin embargo, la efeméride debe encontrar eco en toda la región, por cuanto se trata de un botánico universal. Convendría que la fecha no se pasara por alto, como suele suceder tan frecuentemente.
Bien está, además, recordar a los nuestros cuando han sabido ser ejemplo para los demás.

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