viernes, 8 de enero de 2010

Cuadernos 66 Elogio de Lagasca OCHO

Cavanilles
*
ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA
Y SEGURA
*
1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yánez y Girona
OCHO
Enamorado cada vez más Cavanilles de los adelantos de su discípulo, subalterno y amigo, le propuso al Gobierno en 1803 para la segunda plaza como profesor del Jardín y para la comisión de viajar por la península al efecto de trabajar en la Flora española, que había principiado Barnades. El Gobierno no tuvo entonces inconveniente el acceder más que a la segunda propuesta, y en consecuencia salió nuestro consocio a desempeñar su encargo, que no podía serle más lisonjero. Mientras que el otro alumno del Jardín, don Demetrio Rodríguez, pasó al mediodía de España, recorrió La-Gasca las provincias septentrionales de la península. Increíble es el número de plantas con que enriqueció el jardín y su herbario; y entre ellas merece particular conmemoración el liquen islándico que en julio de aquel año descubrió en las montañas de León y Asturias. Aunque se dijo que en 1785 don Luis Neé había encontrado el liquen en los montes más elevados cerca de Roncesvalles, casi en el mismo límite entre España y Francia, ello es que no se había hecho gran aprecio al descubrimiento, pues que la planta se recibía aun del extranjero y se pagaba a excesivos precios; pero el hallazgo de La-Gasca, los experimentos que se hicieron con la porción que trajo a Madrid, las explicaciones que dio en el jardín botánico y la memoria que compuso sobre sus caracteres orgánicos y usos domésticos y medicinales, unida a la memoria química trabajada por don Luis Proust, decidieron la cuestión a favor de la España, promovieron una general curiosidad en los sabios y recolectores, en cuyas resultas se logró hallarla en la mayor parte de los montes elevados de la península. Las noticias que acopió La-Gasca en este célebre viaje y en los anteriores sirvieron al sabio y malogrado Antillón para componer varios artículos de su recomendable Geografía de España y Portugal, como él mismo lo confiesa, citándole varias veces en la sobredicha obra con muestras del mayor aprecio. Así por ejemplo, en nota puesta al principio del párrafo que trata del Principado de Asturias, dice: “Casi todo este artículo se debe al distinguido botánico aragonés don Mariano Lagasca, que habiendo recorrido en 1803 parte de las Asturias en calidad de naturalista, ha tenido la generosidad de comunicarme sus observaciones físicas y económicas sobre el mismo país.

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