jueves, 7 de enero de 2010

Cuadenos 65 Elogio de Lagasca SIETE

ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA
Y SEGURA
*
1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yáñez y Girona
*
SIETE

Lo ocurrido en aquel famoso ejercicio atrajo sobre La-Gasca la atención de los concurrentes, y esto, junto con la protección que disfrutaba del señor Soldevilla, le valió la plaza de practicante mayor de medicina del ejército destinado contra Portugal y le proporcionó entrar en relaciones con el gran don Antonio José Cavanilles. Desde que se conocieron los dos se amaron y apreciaron. Cavanilles abrió a La-Gasca el gran tesoro de sus conocimientos; La-Gasca puso a disposición de Cavanilles el precioso herbario recogido con tanto afán, que contenía algunas especies no conocidas, y entre ellas dos nuevas gramíneas que publicó en el tomo 6º de sus Icones, y le infundió también la afición a las criptógamas, a las que se dedicó después con más esmero que antes el inmortal Cavanilles. Nombrado éste en 1801 director del Real Jardín Botánico, felizmente para la nación y para la ciencia, como dijo La-Gasca, le obtuvo del Gobierno el nombramiento para que una de las dos plazas de alumno que se crearon en el jardín a propuesta de dicho jefe. Con el modesto título de alumno y módico sueldo de 300 ducados, que se duplicaron al año siguiente en atención a su extraordinaria aplicación y progresos, era La-Gasca en realidad el primer ayudante, el sustituto de Cavanilles pues tenía aneja la obligación de dar lecciones privadas a los discípulos del establecimiento, la que desempeñó con la mayor regularidad y con el más feliz resultado. Ayudóle igualmente cuando compuso la obra titulada Descripción de las plantas demostradas en los cursos de 1800 a 1801, que publicó Cavanilles en 1803.

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