martes, 20 de octubre de 2009

Cuadernos 18 Dos cartas inéditas..... (2ª)

DOS CARTAS INÉDITAS DE LAGASCA A HUMBOLDT
EN TORNO AL LEGADO DE MUTIS
*
Miguel Ángel Puig-Samper, J. Luis Maldonado
Instituto de Historia, CSIC, Madrid.
Xosé FragaI.E.S.
Monelos, A Coruña
(SEGUNDA CARTA)
Londres 3 de Mayo de 1827
25. Camden Place, Camden twon.
Señor Barón Dn. Alejandro de Humboldt
Muy Señor mío de mi mayor respeto y aprecio: cumpliendo la palabra que le di a V. En mi anterior, digo: que era tan grande la opinión que yo había formado de los trabajos científicos de Mutis, por la varias relaciones que de ellos habían hecho diferentes sabios nacionales y extranjeros, que deseaba con la mayor ansia el momento feliz de verlos. Apenas supe el fallecimiento de Mutis principié a temer sufriesen la misma suerte que los de otros muchos ilustres españoles, que o desaparecieron para siempre, o se sepultaron en los archivos de las secretarías, o pasaron a manos extranjeras. Apenas podía consolarme de la pérdida de tan preciosos objetos, en cuya adquisición el Gobierno español había empleado, según tengo entendido, cerca de cuarenta millones de reales vellón, y un sabio tan distinguido como Mutis el tiempo más precioso de su larga vida. Yo supe después por el mismo general D. P. Enrile que mis continuos lamentos habían hecho la más viva impresión en su ánimo, y que salió decidido de Madrid a salvar cuanto pudiese de la expedición botánica de Mutis, como efectivamente lo hizo.
Llegados a Madrid los efectos referidos de dicha expedición, que venían rotulados al Ministerio de Estado, como pertenecientes al Real Jardín botánico y Gabinete de Historia natural, muy pronto nacieron otros temores. Al momento los reclamó como pertenencia de su departamento el Secretario de Estado de Gracia y Justicia de Indias, a pesar de hallarse vigente una Real Orden que en 1914 pude alcanzar, por la cual se disponía que en el caso de fallecimiento de los jefes encargados de semejantes expediciones, se depositase todo en el Jardín botánico de Madrid, para que allí se conservase, y sirviese a la instrucción pública. Desde luego descubrí en el paso dado por la Secretaría de Gracia y Justicia, una mano oculta, enemiga de la gloria de Mutis, que quería perseguirlo más allá del sepulcro.
Disputaron las pertenencias algunos meses los dos Secretarios de Estado, y sus contiendas fueron dirimidas por el rey mismo, como dije en mi anterior. Durante estas contiendas, y temiendo que venciese al fin el Secretario de Gracia y Justicia, que según se decía, gozaba entonces de todo el favor del Rey; recurrí a S. M. pidiéndole la gracia de que fuese yo el encargado de la publicación de la Icnología de Mutis, que sabía por los Señores Enrile y Van-Halen, venía enteramente concluida y dispuesta para la prensa. Mi principal objeto en esta solicitud era salvar a todo trance esta obra de las manos de su enemigo, que según yo creía, la hubiese sepultado, o tal vez hecho quemar, como lo hizo con las quinas enviadas muchos años antes por el mismo Mutis.
Venció al fin el primer Secretario de Estado y yo me encontré bien a pesar mío con el encargo de la publicación de la parte botánica, según verá V. En la copia del oficio que se me pasó. Digo, bien a pesar mío, porque en efecto recibí en ello mi pesar. Reflexionando muchas veces sobre las causas del atraso de la Botánica en España, siempre hallé que la principal era la falta de buenos libros de poco coste; y así hacía ya algunos años que había determinado dedicarme exclusivamente ala publicación de la Flora española, y del Hortus matritensis, para las cuales había reunido muchísimos materiales, teniendo además en mi cabeza la ejecución de un Sistema general vegetali y algunas otras. Había, además, empeñado solemnemente mi palabra para publicar la ceres española, trabajaba entonces en las adiciones de la nueva edición de la Agricultura de Herrera, y tenía a mi cargo la dirección y enseñanza pública del Jardín, y la inspección general de los plantíos del canal de Manzanares. Así pues esta comisión sobre perjudicar a mi misma gloria literaria, era un impedimento para los progresos generales de la ciencia en mi verdadera patria. Pero ya insinué que no pude resistir este mal.
Meses pasaron sin que se me diese auxilio alguno y sufrí no pocos sinsabores para lograr el que al fin conseguí en Febrero de 1818 para componer el Salón, en que debía colocarse la nueva cajonera destinada a contener el herbario, dibujos y demás, perteneciente a dicha expedición.
Todo venía desordenado; pero con particularidad los manuscritos, a excepción de la Icnología y el Diccionario botánico. Fueron necesarios algunos meses de trabajo continuado para darles algún arreglo, y poder formar un inventario algo ordenado. De los dibujos solo unos quinientos venían denominados, los demás por lo general sin nombre, y cuando más traían solo el genérico; pero todos estaban numerados en el dorso; mas la llave de dichos números no vino. Yo denominé un gran número de ellos, singularmente de los de las Compuestas y Gramíneas; y casi todos los 530 del Apéndice, que dispuestos por familias naturales, se colocaron separados de los de la Flora de Santa Fé. Los de ésta los coloqué, según el Sistema Linneano, anunciando al Gobierno que su último arreglo sería por familias naturales.
Sabedor de que se habían perdido muchísimos objetos de otras expediciones semejantes, y deseando evitar sucediese oto tanto con los de la de Mutis, antes de entregarme de ellos, pedí al Gobierno, que el Capitán Don Antonio Van-Halen, me los entregase con toda formalidad bajo rigurosísimo inventario, y que asistiese a este acto otra persona inteligente. El Gobierno así lo mandó, y nombró al efecto al Dr. Dn. Simón de Rojas Clemente, Bibliotecario del real Jardín Botánico. El señor Van-Halen, aunque no es naturalista, es oficial de mérito distinguido, que se había educado en una de las escuelas de la Marina Real española, de donde pasó al Ejercito de tierra durante la guerra contra Napoleón; apreciaba mucho lo que con tanto cuido había traído, y tuvo la imponderable paciencia de asistir puntualísimamente a toda la entrega, auxiliándome no poco en la coordinación de los manuscritos.
Los inventarios están hechos con la mayor escrupulosidad; todas las hojas de los manuscritos están rubricadas por los tres; de manera que ni un solo dibujo, ni una cuartilla de manuscrito puede faltar sin que sea por culpa del encargado de ello. Otro tanto hice con la parte del herbario que yo pude colocar. Si algo faltare no será por falta de previsión al formar los inventarios, será por descuido o por inmoralidad del encargado, como sucede actualmente con los objetos correspondientes a las expediciones del Perú y Chile, y de la Nueva España.
Los estantes están pintados al ólio, tienen puertas dobles; además están forrados en hojalata por la espalda y por todos los costados para que los ratones no puedan jamás horadarlos. Los manuscritos y dibujos están además dentro de unas cajas bien cerradas que se embuten en nichos practicados al efecto en dichos estantes. El papel para el herbario es de folio mayor y de excelente calidad, hecho al efecto, y a toda mi satisfacción. La pieza o salón, es enjuto, y el más fresco de todos los edificios del jardín en el verano, en dicho salón hay una mesa suficientemente ancha y del largo del mismo salón, sobre la cual pueden compararse a la vez más de doscientos esqueletos de plantas.
Hecho el inventario de los dibujos, y casi para concluirse ya el de los manuscritos hice presente el Gobierno mis ocupaciones, le pedí un profesor que me auxiliase, proponiendo a Dn. Simón de Rojas Clemente y los libros necesarios para la publicación, y los antecedentes indispensables para formar la historia de la expedición. Se nombró a Clemente como yo pedía; pero sobre los libros y demás aún no se me ha contestado.
Ignoro si después de mi salida de Madrid el 4 de abril de 1823 habrá adelantado alguna cosa en los trabajos de esta expedición mi difunto amigo Dn. Simón de Roxas Clemente. Si algo ha hecho, seguramente será muy poco, ya porque este encargo lo miraba él como un estorbo que le impedía perfeccionar sus propias obras; ya por el estado valetudinario de su salud desde 1819, y ya porque desde la entrada del Exto. de Luis 18 en Madrid hasta el Septiembre de 1825 estuvo separado de su destino, y desterrado de la Corte por haber sido diputado en 1820 y 21. El conjunto de estas circunstancias, y el dolor que le causaría, como amigo que era de la libertad, el ver à su Patria sumergida en los horrores de la esclavitud, me persuaden tristemente que poco habrá adelantado. Quiera Dios que ahora haya pasado à manos más puras que las del malvado Pavón.
Cierro esta carta, asegurando à V. Que estoy firmemente persuadido que varios de los dibujos de las plantas publicadas por V. En sus obras tituladas Plantae aequinoctilales y Monographía Melastomae et Rhexiae son copias de los de la Flora de Bogotá, aunque por lo general más o menos recortados para acomodarlos al tamaño dela obra. Durante la vida de Mutis pudiera haber habido algún inconveniente en publicarlo así; pero ya desaparecieron semejantes motivos con su muerte; y no dudo, que si el hecho es igual yo lo concibo, V. lo publicará así, si es que ya no lo ha hecho en la Biografía de este sabio, que no he visto. En ello va un a parte de la gloria literaria de Mutis, y de su patria y la mía, cuyo gobierno facilitó a V. con generosidad poco común, los medios de aumentar la suya propia, que no creo se disminuya por semejante declaración.
Concluyo asegurándole a V. que no tengo inconveniente alguno en que se publique el contenido de esta carta y de la anterior, pues que el Gobierno español lejos de querer guardar secreto en esta parte, deseaba que la Europa supiese lo que contenían los 105 cajones llegados à Europa.
Suplico à V. Tenga la bondad de dar la correspondiente dirección à la adjunta carta que remito para el célebre profesor MR. Link, y aceptar un exemplar de mi Memoria sobre las Aparasoladas, aunque creo la remití à V. en 1825 con mi discípulo Dn. Tomas de Betancourt.
Deseo á V. un felicísimo viaje, y muchos años de vida para concluir sus nuevas obras. Vea V. en qué queda serle útil su afmo.
Q.B.S.M
Mariano La Gasca
P.S. Londres 25 de Julio de 1831
He tenido esta carta conservada, que no entregué à V. por haber llegado a su casa à poco de haber salido V. para el continente. Hoy mismo escribo al Sr. Link, y le incluyo los cuadernos que debía haber entregado à V. para él. Me dijo Vd. Que iba à publicar una Geografía vegetal bajo un plan distinto que el anterior. La ha publicado Vd.? Tengo algunas esperanzas de hacer algo en la Flora Española.
Sñor. Barón Dn. Alejandro de Humboldt

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