viernes, 27 de noviembre de 2009

Cuadernos 46 Carta de don Mariano Lagasca

U n a carta de D. M a r i a n o L a g a s c a

Por EDUARDO BALGUERÍAS

El 10 de mayo de 1804, a las once y media de la noche, murió el Profesor Cavanilles, y murió en los brazos de su discípulo predilecto,don Mariano Lagasca. Así lo dice éste, en su Noticia de la vida literaria de don Antonio José Cavanilles, publicada en los números 14 y 15 de Variedades de Ciencias, Literatura y Aries. Grande era ya por aquel entonces el prestigio científico de don Mariano, pero a pesar de ello, no sucedió a su maestro ni en la Dirección del Real Jardín, ni en la Cátedra. Por orden del rey ocupó ambos puestos don Francisco Antonio Zea — discípulo de Mutis — y segundo Director don Claudio Boutelou. Conocía el señor Zea los grandes conocimientos que atesoraba Lagasca de la ciencia de las plantas, así como el deseo y propuesta de su maestro, para que se le nombrara Viceprofesor de Botánica del Real Jardín. El nuevo Profesor, coincidiendo con el Dr. Cavanilles reprodujo la propuesta, y al fin, en 1806 se consiguieron las aspiraciones de todos. Lagasca tenía entonces treinta años. El puesto conseguido era algo, pero bien pronto se vio que no era este el lugar adecuado para que el Viceprofesor demostrara sus vastos conocimientos botánicos. De acuerdo con lo expuesto y con su carrera, se le nombró para el año 1807 Profesor de Botánica Médica, en cuya explicación aplicó por primera vez en nuestro país el Método natural. Los acontecimientos de 1808 en Madrid, y sus consecuencias en toda España, abren un gran paréntesis en la vida de don Mariano que pudo ser de prosperidad para él y para la botánica; pero ante todo era español, y como tal cumplió. Entre los años 1796 a 1800 estudió medicina en Valencia. Las vacaciones escolares las aprovechaba Lagasca para herborizar en los Reinos de Valencia y Murcia. En una de estas excursiones encontró, también herborizando, al Barón de Humbold. Con este motivo hablaron de botánica e hicieron amistad. Cuando los franceses entraron en España, traían nombres para ofrecer los puestos* destacados y el de don Mariano, aconsejado sin duda por Humbold, figuraba para ocupar el de la dirección del Real Jardín Botánico. Humbold, como tantos otros, había quedado muy bien impresionado de los sólidos conocimientos del botánico aragonés y lo había comunicado a José Bonaparte o a alguno de su séquito; el caso es que le fue ofrecida la tan repetida dirección con el sueldo anual de 12.000 pesetas. Tentadora era la proposición, pero don Mariano no aceptó el ofrecimiento por proceder de un gobierno ilegítimo.Después de esta negativa, se sabe que el ilustre botánico al que venimos refiriéndonos, salió de Madrid para incorporarse al ejército que se opuso al invasor y en el que sirvió como médico durante toda la campaña. La carta que motiva esta, nota, nos dice la población a la que fue a incorporarse al ejército español, aclarando perfectamente este punto ignorado o por lo menos no dado a conocer en las biografías de este botánico. A pesar de que publicamos la fotocopia de la carta para que todo el que guste pueda verla, corno se conserva en nuestro archivo, vamos a transcribirla porque hay trozos que se leen difícilmente en el original. He aquí la carta :«Salamanca, 13 de agosto de 1808. Sr. D. Eusebio Bardají.Muy señor mío y de mi maior respeto y veneración:Llegué a esta sin novedad gracias a Dios. No hallé al principio el calor marcial que deseaba: me melancolicé aquellos días y así traté de guardar silencio y esperar. He visto después que lo trahia la imaginación demasiadamente exaltada y así no pude apreciar el valor de los datos que se me ofrecían en el camino. En menos de ocho días se han juntado en ésta más de 8.000 hombres, dos mil de ellos de Caballería, que la maior parte ha salido según dicen dirigiéndose a Madrid, juntamente con otros tantos de Infantería. En breve habrán llegado otros tantos o más, pues aun no ha venido soltero alguno del partido de Salamanca. Todos van contentos; hay entusiasmo, pero la maior parte quisieran que su General no fuese tan callado, que locura! Esta se les pasará apenas haian consegrado.una victoria.»«En Ciudad-Rodrigo y el Fuerte de la Concepción hay de cinco a seis mil hombres; y me aseguran que 100 de Infantería, que el señor Cuesta mandó retirar de Asturias después de la acción de Rioseco, vienen a reunirse a marchas forzadas.»«Sobre la acción de Rioseco he oído tantos pareceres quantos son los que me la han referido.»«Hasta aquí nada he hecho como le digo •. ínterin me llega el turno hago el inventario científico de les vegetales que produce este pays. Aunque todo está agostado he hallo tres plantas, que creo nuevas, en las orillas del Torines :nueva prueba de la necesidad de recorrer la Península.»«Otro descubrimiento muy importante ha hecho en elgabinete de Física de esta Universidad, y es un herbario de más de 2.000 plantas; la maior p.** de las que hasta aquí he registrado españolas. Está arreglado al systema de Tournefort y perteneció a los Jesuítas. Aunque no se sabe de cierto quando se hizo, se infiere de lo q.e dexo dicho que no hace menos de 50 a 60 años ni más de 100. Yo he celebrado este hallazgo porque es un precioso dato para probar que no' éramos en esta época tan ignorantes en la Historia nat.1 como nos quieren pintar. Si yo tengo tpo. Arreglaré dicho Herbario por el systema de Linneo y así podrá servir infinito para la instrucción pública y para el adelanto de un alumno q.e he adquirido aquí.»«¡Con q.to. placer no he visto mudada la Gaceta de Madrid! Ya es española. Ya veo asistir a funciones españolas a los muy españoles covachuelos y presididos por ntro.grande y spre. español el Excmo Sr. D. Pedro Cevallos, ¡Que placer no me cabe en depender del Ministerio de Estado!»
«Sírvase V. S. ponerme a L. P. de mi Sr.» D.a Ramona.»
«Dios gue. a V. S. ms. as.»
«B. L. M. de V. S. su más ad.to Servidor.
«Marmno Lagasca.-»
(Firmado y rubricado)Fotocopia de la carta………………………..............
Es raro que esta carta esté en nuestro Archivo.Desde luego tuvo que ingresar después de; 13 de agosto de 1808 y antes del 1901 porque en este año murió el Sr. Colmeiro la carta (como puede verse en la fotocopia) lleva una nota de puño y letra del citado señor.La carta llegó sin duda a nuestro Archivo por donación dei señor Bardají o de alguno de sus familiares, ya por el simple deseo de que estuviera en este Archivo, ya porque se deseara que hubiera en el mismo un documento demostrativo de que Lagasca no era afrancesado como se afirmó al terminar la guerra.Esta falsedad, de la que más adelante hablaremos, no prevaleció y, a pesar de todo, con todos los pronunciamientos favorables,la Regencia del Reino, en 1813, dio interinamente al Profesor Lagasca la plaza de Profesor primero de Botánica y la Dirección del Real Jardín, nombramientos que más tarde fueron confirmados por el Rey Fernando VIL¿Por qué escribió Lagasca a D. Eusebio Bardají?Puede ser que se hicieran amigos en la Universidad de Zaragoza,de donde fueron alumnos ambos, allá por el año de 1795 a 96: eran contemporáneos (unos meses de diferencia) y aunque estudiaban en distintas Facultades, como la población escolar sería pequeña, podían muy bien ser amigos.Esta hipótesis aunque posible, hay que desecharla, porque el tratamiento respetuoso que se ve en toda la carta no va de acuerdo con el que corresponde al de dos estudiantes que se conocieron siéndolo.Hay otra hipótesis posible: D. Pedro Cevallos fue en 1801 Intendente en el Real Jardín Botánico, y por consiguiente conocía mucho al señor Lagasca, que era por entonces alumno del Real Jardín. En 1803 era Ministro de Estado, y por tanto conocía a D. Eusebio Bardají, que era diplomático en activo; por estas razones, es muy posible que hicieran amistad; esta amistad se haría más íntima por ser de la misma edad y región y esto ha de contribuir para escribir esta carta y dirigirla al señor que lo hace, porque de esta manera se enteraría el señor Cevallos sin necesidad de dirigirle a él la carta, que podría ser comprometido.Creemos que con esto queda completamente explicado el por qué está esta carta en nuestro Archivo y por qué razones, la escribía a D. Eusebio Bardají el ilustre botánico D. Mariano Lagasca y Segura.Lo que no puede explicarse fácilmente es cómo pudo ser acusado de afrancesado un hombre que procedió de un modo tan limpio y de tan reconocido españolismo.Su enemigo debería ser hombre muy conocedor de todas las trapisondas posibles, porque sus documentos de descargo parece que no llegaban a su destino.Para evitar que esto se repitiera, se valió del Duque del Infantado, que remitió directamente toda esta documentación al Duque de San Carlos, que al parecer era el Juez depurador, y así quedó resuelto todo.Madrid, mayo de 1951

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