miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cuadernos 38 Biografía de Lagasca por V. Martínez

MARIANO LAGASCA: UN BOTÁNICO DE FAMA MUNDIAL
Por: Vicente Martínez Tejero
( III )
LA GUERRA

Tras la invasión de 1808 y por indicación de Humboldt, José Bonaparte encargó a Lagasca la dirección del Jardín Botánico; como respuesta, el botánico huyó a Salamanca para alistarse en el ejercito español que combatía a los franceses.
El 13 de agosto envió una carta a Eusebio Bardají, diplomático aragonés que en 1812 sería nombrado Primer Secretario y Ministro de la Guerra por las Cortes de Cádiz, en la que tras facilitar datos de interés militar, comunicaba sus avances botánicos: “...hago el inventario científico de los vegetales que produce este país. Aunque todo está agotado he hallado tres plantas, que creo nuevas, en las orillas del Tormes; nueva prueba de la necesidad de recorrer la Península.”
“Otro descubrimiento muy importante he hecho en el Gabinete de Física de esta Universidad y es un herbario de más de 2.000 plantas; la mayor parte de las que hasta aquí he registrado, españolas. Está arreglado al sistema de Tournefort y perteneció a los jesuitas. Aunque no se sabe de cierto cuando se hizo, se infiere de lo que dejo dicho que no hace menos de 50 a 60 años, ni más de 100. Yo he celebrado este hallazgo porque es un precioso dato para probar que no éramos en esta época tan ignorantes en la Historia Natural, como nos quieren pintar.
”Nombrado Médico de los Ejércitos Nacionales, ejerció como tal en distintos hospitales. Combatió en Murcia la epidemia de fiebre amarilla durante 1811 y 1812, siendo el primero en declarar la existencia de la enfermedad y aprovechó su experiencia para escribir varios opúsculos tanto profesionales como de divulgación. En 1813 publicó Avisos saludables a los habitantes de Cádiz sobre el contagio de la fiebre amarilla y en 1821 dedicaría otro folleto similar a los habitantes de Barcelona.
Varias academias de medicina, tanto españolas como del extranjero, reconocieron sus méritos profesionales.La continua dedicación a los enfermos no le hizo olvidar la botánica; sus proyectos preferidos, La flora y la Ceres españolas, eran abordados tras el agotador trabajo profesional mientras que para la realización de herborizaciones aprovechaba las frecuentes marchas militares. En 1811, publicó en Orihuela el primer número de Amenidades Naturales de las Españas, célebre en la historia de la ciencia por la Disertación sobre un nuevo orden de plantas de la clase de las compuestas. El valor de este trabajo se refleja en los comentarios que Decandolle escribió en la colección de memorias Botánicas, impresa en París en 1813.

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