miércoles, 3 de marzo de 2010

Cuadernos 95 Elogio de Lagasca DIECIOCHO

ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA Y SEGURA
*
1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yáñez y Girona
DIECIOCHO
Permitidme, señores, citar un párrafo de un sabio tan eminente, porque la menor de sus expresiones es para La-Gasca una recomendación infinitamente superior a todas las producciones de una pluma grosera. En la colección de las Memorias Botánicas, publicadas en París en 1813, encabeza Decandolle la tercera de las plantas compuestas labiatífloras, con la siguiente introducción: “La Memoria que ahora presento al público fue leída en la primera clase del Instituto el 18 de enero de 1808, lo mismo que las dos que preceden. Algún tiempo después de dicha época tuve la noticia de una carta escrita por La-Gasca a Bonpland, en la que anunciaba aquel sabio todos los resultados a que yo había llegado por mí mismo; él establecía, como yo, una familia particular de compuestas de corolas labiadas; la colocaba como yo entre las achicoráceas y las cinarocéfalas; admitía géneros semejantes a los míos, a lo menos en cuanto a las plantas que los dos habíamos conocido, y las solas diferencias que se hallaban entre os dos trabajos consistían en que uno de nosotros había tenido conocimiento de algunas plantas que el otro no había examinado. En esta posición vi con satisfacción confirmadas mis ideas por los trabajos de un botánico tan distinguido como La-Gasca ; creí que así como sería agradable a los botánicos el ver confirmadas las observaciones del uno por las del otro, otro tanto le sería fastidioso establecer para esta familia, desde su nacimiento, una doble clasificación y nomenclatura. Las circunstancias en que se ha hallado la España desde entonces, me ha privado de recibir de él noticia alguna, y me hacen temer que tampoco las recibiré en mucho tiempo; por lo tanto he tomado la resolución de publicar mi Memoria, pero tanto para hacer más completa la historia de esta familia como para conservar los derechos que La-Gasca ha adquirido sobre ella, creo deber intercalar sus observaciones; considero que los botánicos las verán con interés y conozco muy bien la exactitud de su autor, para dejar de prestarlas toda la confianza que sus anteriores trabajos le han merecido. Deseo que esta Memoria llegue hasta él y que ratifique esta Asociación sobre la cual no he podido consultarle.” Más abajo da noticias de varios géneros rectificados y denominados por La-Gasca y la monografía de los géneros y dos especies establecidas y nombradas por él mismo en la disertación que suponía inédita; sin embargo dicha Memoria había visto la luz pública por hallarse continuada en el primer número de las Amenidades naturales de España, impresas, según hemos dicho arriba, en 1811, de la cual, por entonces, sin duda, no tenía conocimiento el distinguido botánico extranjero. En efecto, el expresado número contiene la disertación sobre las chenantóporas, que es el nombre que dio al nuevo orden y significa plantas que llevan flores con los labios o boquiabiertas; disertación citada por el mismo Decandolle en su Prodomus, a la cabeza de la tribu de las labiatifloras. El testimonio tan irrecusable de un botánico de primer orden, del que se acaba de hablar, demuestra cuán interesantes habían sido los trabajos de La-Gasca acerca de la vastísima familia de las sinantéreas, tan complicada en aquella época y en la cual llegó a conocer hasta un centenar de géneros nuevos, citados en los tomos 5, 6 y 7 del mismo Prodomus. Sólo advertiré, señores, que estas expresiones que se acaban de citar, tan honoríficas para nuestro sabio, fueron escritas en tiempo que los Ejércitos españoles triunfantes invadían el territorio francés, lo que hace mucho honor al ilustre Decandolle y debiera confundir a los que preciándose de sabios se profesan un odio implacable y se persiguen encarnizadamente por reputarse entre sí de diferentes matices políticos.

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