sábado, 19 de diciembre de 2009

Cuadernos 52 Lagasca en "El buen jardinero"

PUBLICADO EN HERALDO DE ARAGÓN
EL BUEN JARDINERO
Por David Navarro
Mariano Lagasca (Encinacorba, 1776-Barcelona, 1839) es uno de los naturalistas aragoneses más universales. Sus estudios han sido reconocidos por científicos de toda España e incluso en países tan lejanos como Rusia quedaron prendados de sus deducciones sobre la selección de especies para mejorar cultivos. Lagasca llevó a cabo sus investigaciones recopilando miles de ejemplares hasta crear un maravilloso herbario que tuvo un final trágico: acabó en el fondo del Guadalquivir cuando el régimen absolutista de Fernando VII le condenó a un exilio en Inglaterra que duraría 12 años.
Lagasca aprovechó para estudiar la flora británica y llegó a la conclusión de que las plantas cultivadas mantienen una herencia común aunque se trate de especies diferentes. Sus teorías se anticiparon 60 años a las que formularon los padres de la genética vegetal, como el soviético Nicolai Vavilov. Durante un viaje a España en 1927, el científico ruso quedó asombrado de la gran sabiduría del aragonés. Cuando leyó los trabajos que se guardaban en Madrid, aseguró que con Lagasca nació “la primera etapa del cultivo científico de las plantas”. Buscó un libro que recogiera esas ideas, pero no encontró ninguno. La familia del aragonés, conmovida por el interés, donó el único ejemplar que quedaba “para el florecimiento de las ciencias soviéticas”, según narró en su diario el propio Vavilov.

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